Huir en taxi, cosa de solteras




"Huir en un taxi es cosa de mujeres solteras" nos dijo nuestra amiga Beatriz después que leyó "Malos entendidos I". Y agregó “seguramente si fueran casadas la temática rondaría en la desidia de los maridos y en ciertas cuestiones de la vida conyugal (especialmente luego de tener hijos)”
.

“No lo digo sólo por experiencia propia, sino por las cosas que escucho constantemente entre las mujeres casadas que conozco. No estoy sugiriendo que integremos una muestra representativa, pero si ya somos seis... ("mal de muchos...").

El factor común es que los maridos siempre están cansados por su trabajo, pero siempre encuentran tiempo para realizar sus hobbies, argumentando que tienen derecho (dado que trabajan arduamente).

A nosotras nos acusan de estar todo el día en casa, como si eso significase limarse las uñas, chatear, mirar novelas o encontrarse con amigas.

Cuando viene el marido -por más cansado que esté- una espera que la releven en el cuidado de los niños... sólo para poder ir a orinar con la puerta cerrada, bañarse a una hora coherente (y no dejarlo para la madrugada) o cocinar sin tener que lidiar con los pequeños demonios que se cuelgan de la mesada toqueteando todo.

El marido, en cambio, viene desesperado para quitarse la ropa de trabajo y ponerse una más cómoda ¡porque irá a correr para distenderse de las contracturas que acarrea!


Los maridos siempre tienen espacio para mirar la revista preferida, el programa de tv de interés, navegar por la web y participar de foros, realizar un hobbie fuera de la casa y podría seguir con la enumeración (aclaro que he recopilado varias historias tragicómicas de vida para hacer esta enumeración).

Cuando una osa ir a ver los mails, los niños corren a la pc para que se les ponga el sitio de dibujitos o el programa de jueguitos que más les gusta. Cuando una intenta ir a ducharse, los niños golpean insistentemente la puerta hasta que terminan invadiendo y encontrando a una en el inodoro frunciendo para no mostrar.

Pintarse las uñas, depilarse o leer un libro es cosa de osadas. Todo debe hacerse con una mano atendiendo los requerimientos de los pequeños. Los papás nunca están dispuestos a bañar a las criaturas, prefieren preparar la cena. La paciencia es factor característico de las madres... ¡¿y los padres dónde están cuando más se los necesita?!

Sabemos que la naturaleza de estos machos tan necesarios es así, por lo tanto caemos en la conformidad y dejamos de criticar, entendiendo que ellos nunca podrán comprender nuestras necesidades (vitales por cierto)

¿Hobbies nosotras?... no, casi ninguno, la casa y los hijos la prioridad. Ellos sí, obviamente, si estamos nosotras para cuidar a los niños. ¡Para qué van a intervenir! ¡Tienen derecho a esparcirse!

En fin, chicas, si quieren casarse con uno de esta especie sigan corriendo taxis (pero para alejarse por un tiempo). Gocen de sus ratos libres y recuerden...

...los príncipes azules del noviazgo se destiñen en el matrimonio"

Equivoci I - "C'è posta per te"



(Ero così sorpresa... per questo l'ho baciato)

Scena 1
Mi trovo in un bar di sabato sera. Piuttosto ubriaca. Vedo un biondo che mi piace e lo guardo. Lui corrisponde compiaciuto, mi fissa, sostiene il mio sguardo, mi spoglia con gli occhi.

Scena 2
Mi monto la testa e mi trasformo in una principessa. Mi butto a ballare e rido come una pazza con le mie amiche. Ignoro il biondo che mi aveva guardato fino ad allora.

Scena 3
Il cameriere mi si avvicina con un foglio di carta piegato in quattro. "Qualcuno ti manda questa lettera, sembra che sia d'amore". Buona strategia di rilancio, penso. Torno a guardare il biondo, e lui mi sorride.

Scena 4
Esco dal bar e cerco un posto con un po' di luce per poter leggere la lettera: “Sono commosso da tanta bellezza. Perchè la bellezza vive in te che ho avuto il piacere di ammirare tutta la sera, anche sapendo che non avrò la felicità di svegliarmi accanto a te".

Scena 5
Qualcuno mi tocca la spalla, mi giro e quel qualcuno mi bacia. "Sono sorpresa", dico. "Io anche" risponde lui. Era il biondo.

Scena 6
Rientro nel bar e racconto l'impresa davanti alle mie amiche. Mi ascoltano in silenzio e poi mi dicono: "quello che ti ha scritto la lettera è un altro, non è quello che ti ha baciata sulla porta. Quello che ti ha mandato la lettera si sta avvicinando a te proprio adesso". Mi giro e lo guardo, lo scrittore cammina verso di me. Dall'altro angolo della stanza anche il biondo si avvicina.

Scena 7
Arrividerci! Afferro la giacca e esco di corsa. Lo scrittore di lettere rimane lì, desolato. Il biondo inizia a rincorrermi.
Fermo il primo taxi che passa, salgo e scappo...

Scena 8
Il tassista con quell'aria da Morgan Freeman domanda “Scusi, per caso conosce il ragazzo biondo che ci sta correndo di fianco?"
E io rispondo “Hush up!”... nel migliore stile "Miss Daisy"!

Morale
"Ricorda che mai un romantico e un lascivo potranno essere la stessa persona. E tieni sempre presente che i taxi sono fatti per la fuga delle signore. Mai, proprio mai, fermare un taxi perchè uno stupido lo insegue di fianco!"

Malos entendidos I - "Tienes una carta"





(Estaba tan sorprendida... por eso lo besé)

Escena 1
Estoy en un bar el sábado a la noche. Muy borracha. Veo un rubio que me gusta y lo miro. Él corresponde complacido, me mira fijo, me sostiene la mirada, me desnuda con los ojos.

Escena 2
Se me suben los humos y me creo princesa. Me pongo a bailar y me río como loca con mis amigas. Ignoro al rubio que antes había mirado.

Escena 3
El camarero me acerca un papel doblado en cuatro. “Te envían esta carta, parece que es de amor”. Buena estrategia de retención, pienso. Vuelvo a miar al rubio, el rubio me sonríe.

Escena 4
Salgo del bar y busco un lugar con buena luz donde poder leer:
“Me siento conmovido por tanta belleza. Es porque la belleza existe en ti que he tenido el placer de mirarla, aún sabiendo que no tendré la alegría de amanecer juntos”.

Escena 5
Alguien me toca el hombro, me giro y me besa. “Estoy sorprendida” digo. “Yo también” responde él. Era el rubio.

Escena 6
Vuelvo al bar y cuento la hazaña frente a mis amigas. Me escuchan en silencio y luego me dicen: “el que te escribió la carta es otro, no es el que besaste en la puerta. De hecho, el escritor de la carta, viene caminando hacia vos es este momento”. Me giro y lo miro, el escritor camina hacia mí. Desde la otra punta se me acerca también el rubio.

Escena 7
Arrividerci! Agarro el saco y salgo corriendo. El escritor de cartas se queda desolado. El rubio me persigue por detrás. Paro el primer taxi que encuentro, me subo y escapo…

Escena 8
El taxista con aires de Morgan Freeman pregunta “Disculpe ¿conoce al chico rubio que corre a nuestro lado?”
Y yo contesto “Hush up!”.. al mejor estilo Miss Daisy!

Moraleja
"Recuerda que nunca un romántico y un lascivo pueden ser la misma persona. Y ten siempre presente que los taxis están hechos para la huída de las damas. Nunca, jamás nunca, detengas un taxi porque un estúpido corre a tu lado!"

Uomini, l'ombelico delle nostre vite





“Gli uomini quando c'è un incendio
-invece di spegnerlo-
si sventolano per allontanare il caldo
o scappano di corsa dove non c'è il fuoco”


Stanno sempre nel limbo, noi all'inferno.

Si sentono sempre soffocati, noi sole nell'universo.

Stanno sempre uscendo da una relazione, noi coltiviamo la pazienza.

Chiedono sempre scusa per le stesse cose, noi li perdoniamo.


Siamo sempre la donna della loro vita, siamo noi ad essere arrivate nel momento sbagliato.

Non si accorgono mai di nulla, noi ci accorgiamo di tutto.
(“e adesso di cosa vuoi parlare?”)


Non succede mai nulla, siamo noi ad essere esagerate.
(“In che senso le cose non vanno bene?”)


Non ci trattano mai male, siamo noi ad essere sensibili.
(“per caso ti devono venire?”)


Non ci sono mai cose da sistemare, siamo noi ad essere troppo esigenti.
(“si, si, si, si… ti sto ascoltando”)


Non ci vediamo mai poco, siamo noi ad essere invadenti.
(“non possiamo parlare tutti i giorni!”)


Non si spiegano mai male, siamo noi a non avere capito bene.
(“perchè ci sei rimasta male adesso?”)


Non ci dicono mai quello che sentono, siamo noi ad intuirlo.
(“io? no, non ho niente”)


Non ci chiedono mai di rimanere a dormire con loro, siamo noi ad invitarci.
(“ho sonno... vado a dormire!”)


Non fanno mai attenzione ai dettagli, siamo noi a vivere per i dettagli.
(“che bella tavola... hai degli invitati a cena?”)

Non si accorgono mai che siamo andate dal parrucchiere prima dell'appuntamento, e noi lo avevamo programmato da settimane.
(“no, non noto niente. Che hai di diverso?”)

Non si accorgono mai che abbiamo comprato la lingerie nuova, e noi che non facevamo altro che sognare la notte d'amore che avremmo passato.
("no, non me ne sono accorto. Che ti sei comprata?")

Non fanno mai il passo, siamo noi a spingerli.
(“veramente non ho mai capito come siamo arrivati a vivere insieme...”)


Non hanno mai tatto quando parlano delle loro ex, siamo noi a sfoderare il nostro lato materno.
(“non ti ha infastidito, vero?”)

Non ci presentano mai come la loro fidanzata, e noi che già avremmo pronta la lista di nozze.
(“ragazzi, vi presento la mia amica Francesca”, “ragazzi, vi presento la mia amica Maria”).


Va sempre tutto bene. Non succede mai nulla fino a che li lasciamo e allora... succede tutto!


Signori sappiate che -nonostante tutto- vi amiamo.

Però svegliatevi prima che sia troppi tardi!

Hombres, el ombligo de nuestras vidas




“Los hombres cuando hay un incendio
-en vez de apagarlo-
se abanican para alejar el calor
o salen corriendo a donde no haya fuego”


Siempre están en el limbo, nosotras en el infierno.

Siempre se sienten ahogados, nosotras solas en el universo.

Siempre están saliendo de una relación, nosotras tenemos paciencia.


Siempre piden disculpas por las mismas cosas, nosotras disculpamos.


Siempre somos las mujeres de su vida, pero llegamos en un mal momento.


Nunca se enteran de nada, nosotras nos enteramos de todo.
(“¿pero de qué querés que hablemos ahora?”)


Nunca pasa nada, nosotras exageramos.
(“¿Cómo que estamos mal?”)


Nunca nos tratan mal, nosotras estamos sensibles
(“¿no te estará por venir?”)


Nunca hay cosas que solucionar, nosotras somos demasiado demandantes.
(“si, si, si, si… ya te escuché”)


Nunca nos vemos poco, nosotras somos absorbentes.
(“No puedo hablar con vos todos los días”)


Nunca se explican mal, nosotras somos las que no entendemos bien.
(“¿Por qué ahora te pusiste tan mal?”)


Nunca nos dicen lo que sienten, nosotras solo lo intuimos.
(“¿a mi? No, no me pasa nada”)


Nunca nos piden que nos quedemos a dormir con ellos, nosotras nos invitamos.
(“¡qué sueño que tengo! Me voy a acostar”)


Nunca prestan atención a los detalles, nosotras vivimos para ellos.
(“Qué linda mesa... tenés invitados a cenar?”)

Nunca se enteran que fuimos a la peluquería antes de la cita, nosotras lo teniamos planeado semanas antes.
(“No, no noto nada. ¿Qué tenés de diferente?”)

Nunca se dan cuenta cuando nos compramos lencería nueva, nosotras vivimos fantaseando con la noche de amor que pasaremos.
("No, no me dí cuenta ¿que te compraste?")

Nunca dan el paso, nosotras los empujamos.
(“La verdad nunca entendí cómo llegamos a vivir juntos”)


Nunca tienen tacto cuando hablan de sus ex, nosotras sacamos el lado maternal.
(“¿No te molestó, cierto?”)

Nunca nos presentan como novia, y nosotras ya tenemos armada la lista de boda.
(“Chicos, les presento mi amiga Francesca”, “Chicos, les presento mi amiga Maria”).


Siempre está todo bien. Nunca sucede nada hasta que los dejamos y entonces… sucede todo!


Caballeros sepan que -a pesar de todo- los amamos.
¡Pero despabílense antes que sea demasiado tarde!


Genitori progressisti però...



Figlia mia, e che fanno i suoi genitori?

Diciamo orgogliosamente di avere genitori politicamente progressisti. Ma quando si parla di fidanzati, vogliono sapere che fanno i genitori, quanti diplomi hanno, a che classe sociale appartengono… diventano improvvisamente quasi monarchici!

Il papà di un’amica, quando sua figlia desiderò presentargli il suo ragazzo, gli rispose: “figlia mia, per me è sufficiente vederlo passare per il marciapiede davanti a casa e capisco tutto.”

Il papà di un’amica pensò a voce alta: “spero che trovi un fidanzato al più presto, perché alla tua età tua madre si era fatta già donna e aveva anche dei figli”.

La mamma di un’amica pronunciò la sentenza: “mai con un pittore, mai con uno scrittore, mai con un musicista, mai con un attore, mai con un fotografo. Mai con un artista… mai!”

La mamma di un’amica, dopo avere visto per la prima volta il ragazzo di sua figlia, quando la mia amica volle sapere che impressione le aveva fatto, rispose solamente, senza particolare espressività: “Carino”.

La mamma di un’amica, quando sua figlia si separò dal suo primo ragazzo, le disse per consolarla: “mi sembra una buona cosa che vi siate lasciati tu e questo ragazzo… è uguale a tuo padre”.

La mamma di un’amica, il giorno prima che sua figlia prendesse un aereo per incontrare un amore in un altro continente, le disse: “voglio che tu sappia che fino all’ultimo secondo puoi decidere di non andare, e noi ti possiamo restituire i soldi del biglietto”.

La mamma di un’amica, quando sua figlia le confessò che il ragazzo con cui stava uscendo aveva dubbi sulla sua sessualità, dichiarò: “E certo… che pensavi di aspettarti da questa gente con cui ti leghi tu?”

La mamma di un’amica era molto preoccupata perché il ragazzo con cui usciva sua figlia (a 16 anni) non era di “buona famiglia”. Nel mezzo di una discussione le spiegò: “figlia mia, voglio che pensi che gli anni passano e quando finisce la passione, bisogna avere almeno un argomento di conversazione con lui… e con i genitori”.

La mamma di un’amica, nella sua funzione di cupido frustrato, disse: “mi dispiace che non hai voluto che ti presentassimo il figlio di Estela, è una così buona persona. Mi dispiace perché questo ragazzo con cui stai adesso non mi convince per niente, però dato che è una tua scelta, la devo sopportare”.

La mamma di un’amica, nel bel mezzo di una delusione sentimentale di sua figlia, disse: “Fai quello che credi. Ma se vuoi il mio parere, allora ti dico che un fidanzato non si sceglie per le qualità che più ti piacciono, bensì per i difetti che ti infastidiscono di meno”.

La mamma di un’amica, quando sua figlia le confesso che aveva fatto l’amore con il suo ragazzo per la prima volta, con un gesto di pedagogia da manuale, le rispose: “bene, ma non farlo mai più”.

La mamma di un’amica le sussurrò quando nessuno poteva ascoltarla: “tesoro non dimenticare mai, prima di fare figli devi fare la prova del matrimonio ed essere sicura che funzioni. Altrimenti, scordatelo!”


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E i tuoi genitori che ti hanno detto?
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Padres progresistas pero...



Hija… ¿y a qué se dedican sus padres?

Decimos orgullosas que tenemos padres políticamente progresistas. Pero cuando se trata de novios quieren saber qué hacen sus padres, cuantos diplomas tiene, de qué clase social es… de repente se vuelven casi monárquicos!

El papá de una amiga, cuando su hija le quiso presentar al novio, contestó: “hija, para mí es suficiente con que pase por la vereda de enfrente y voy a entender todo”.

El papá de una amiga pensó en voz alta “espero que consigas novio pronto porque a tu edad, tu mamá ya era toda una mujer y tenía hijos”.

La mamá de una amiga ha dictado sentencia “nunca con un pintor, nunca con un escritor, nunca con un músico, nunca con un actor, nunca con un fotógrafo. Nunca con un artista… nunca!”.

La mamá de una amiga, después de ver por primera vez al novio de su hija y cuando mi amiga pidió una opinión, solo respondió sin expresión: “Bonito”.

La mamá de una amiga, cuando su hija se separó del primer novio, le dijo para consolarla: ”me parece bien que te hayas peleado con ese chico… es igual a tu padre”.

La mamá de una amiga, un día antes que su hija se tomase un avión para encontrarse un amor en otro continente, indicó: “quiero que sepas que hasta el ultimo segundo puedes decidir no ir y nosotros te vamos a volver la plata del pasaje”.

La mamá de una amiga, cuando su hija le confesó que el chico con el que estaba saliendo tenía dudas sobre su sexualidad, aclaró: “Y bueno… ¿qué podés esperar de esa gente con la que vos te vinculás?”.

La mamá de una amiga estaba muy preocupada porque el chico con el que salía su hija (a los 16 años) no era de “buena familia”. En medio de una charla le explicó: “hija, quiero que pienses que los años pasan y cuando se acaba la pasión, hay que tener por lo menos un tema de conversación.. con él y con los padres”.

La mamá de una amiga, en su función de celestina frustrada, dijo “lamento que no hayas querido que te presentemos al hijo de Estela, es tan buena persona. Lo lamento porque este chico con el que estás ahora no-me-cierra-nada, pero como es tu elección y me la tengo que bancar”.

La mamá de una amiga, en el medio de una decepción sentimental que había sufrido su hija, opinó: “Hacé lo que te parezca mejor. Pero si me preguntas lo que yo pienso, entonces te digo que un novio no se elige por las cualidades que más te gustan, sino por los defectos que menos te molestan".

La mamá de una amiga, cuando su hija le contó que se había acostado con su novio por primera vez, en un acto de pedagogía de manual, aconsejó: “bueno, pero no lo hagas más”.

La mamá de una amiga le susurró cuando nadie oía “querida nunca te olvides, antes de tener hijos tenés que probar el matrimonio y estar segura que funciona. Sino… ¡ni se te ocurra!”.



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Y tus padres ¿qué te han dicho?
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¿Quiénes somos? | Chi siamo?





Somos mujeres y amigas.

Somos el equilibrio de la ambivalencia: revolucionarias y un poco burguesas; pueblerinas y mujeres de mundo, inteligentes y a veces vergonzosamente estúpidas.

Somos el placer de la delicadeza: la costumbre de esperar con la mesa tendida, la comida caliente, el vino en las copas.

Somos la exacerbación del delirio: todas las veces que soñamos desesperadamente con ser Ursula Hirschmann o Aleida March y las que quisimos ser Audrey Hepburn o una chica Almodóvar (aunque no lo confesemos).

Somos la superstición del destino: los libros que nos cambiaron el rumbo, las cartas de tarot, las postales antiguas.

Somos la nostalgia de nuestro pasado: todas las ciudades, las casas en las que hemos crecido y vivido, el corazón que se nos divide entre dos continentes y el cuerpo que se queda en uno.

Somos las cosas con las que soñamos desde pequeñas: las veces que intentamos volar tirándonos desde un ropero o las que construimos balsas queriendo navegar los ríos.

Somos lo que queríamos ser “cuando seamos grandes”: la profesión que elegimos, la pasión que sentimos, el desierto con el que soñamos.

Somos el sentimiento sin límites: los versos que nos hacen llorar, los amigos que nos cuidan las espaldas, los hombres que nos hacen felices, todos los aviones que hemos tomado para encontrarnos con un amor.

Somos los hombres que nos han querido: el recuerdo de un viejo amante, las cartas de amor que recibimos y que nunca olvidaremos, la dedicatoria imborrable de un libro.

Somos el optimismo de la reincidencia: las veces que hemos creído y descreído, las que volveremos a creer, este empeño de amar sin miedos.

Somos las guionistas de nuestra propia vida: de nuestras historias de amor, de nuestras tragedias, de nuestras aventuras, de nuestros actos de justicia.

Somos Francesca y María las hacedoras de Tragicomico Amore, mujeres y amigas.




Siamo donne e amiche.

Siamo l’equilibrio dell’ambivalenza: rivoluzionarie e un po’ borghesi, donne di popolo e donne di mondo, intelligenti e a volte vergognosamente stupide.

Siamo il piacere della delicatezza: l’abitudine di aspettare con la tavola apparecchiata, il cibo caldo, il vino nei bicchieri.

Siamo l’esasperazione delle allucinazioni: tutte le volte che abbiamo sognato disperatamente di essere Ursula Hirschmann o Aleida March, e quelle in cui abbiamo voluto essere Audrey Hepburn o una ragazza Almodovar (anche se non lo confessiamo).

Siamo la superstizione del destino: i libri che hanno cambiato la nostra rotta, le carte dei tarocchi, le cartoline antiche.

Siamo la nostalgia del nostro passato: tutte le città, le case in cui siamo cresciute e vissute, il nostro cuore che si divide in due continenti e il corpo che rimane in uno.

Siamo le cose che sognavamo fin da bambine: quella volta in cui cercammo di spiccare il volo gettandoci da un armadio, o quella in cui costruimmo una zattera con il desiderio di navigare lungo i fiumi.

Siamo quello che volevamo essere “quando saremo grandi”: il lavoro che abbiamo scelto, la passione che sentiamo, il deserto che sogniamo.

Siamo il sentimento senza limiti: i versi che ci commuovono, gli amici che ci proteggono le spalle, gli uomini che ci rendono felici, tutti quegli aerei che abbiamo preso per incontrare un amore.

Siamo gli uomini che ci hanno amato: il ricordo di un vecchio amante, le lettere d’amore che abbiamo ricevuto e che mai dimenticheremo, la dedica incancellabile sulla prima pagina di un libro.

Siamo l’ottimismo della ricaduta: le volte che abbiamo creduto e diffidato, quelle che siamo tornate a credere, questa perseveranza ad amare senza paure.

Siamo le sceneggiatrici delle nostre vite: delle nostre storie d’amore, delle nostre tragedie, delle nostre avventure, dei nostri atti di giustizia.

Siamo Francesca e María, le autrici di Tragicomico Amore, donne e amiche.